RECORTES NO

jueves, 28 de noviembre de 2013

Silencios

4'33" es una de las más famosas obras de John Cage y probablemente una de las más revolucionarias composiciones musicales del siglo XX. Fue compuesta en 1952, cuando Cage tenía cuarenta años de edad. Cuatro minutos y treinta y tres segundos de absoluto silencio. Hace tiempo que pensaba en el silencio de Cage: siempre relaciono el silencio con la homosexualidad. En uno de mis buceos por internet oí hablar casualmente de Caroline Jones, que cree que el silencio de Cage tiene que ver con su homosexualidad, con lo que ella llama "el problema del armario". Exactamente lo que yo sospechaba.
Desde entonces, 4'33" se ha convertido para mí en uno de los más bellos homenajes a toda esa gente que no ha podido decir lo que siente, a todas esas noches de sollozos ahogados contra la almohada, a esos fríos desayunos rodeado de extraños (incluso aunque sean tus propios hijos, o tus propios padres), a esas interminables tardes de domingo.
El pecado nefando (del latín nefandus, "lo que no se puede decir") es algo tan indigno que no se puede ni siquiera hablar de ello. No tiene ni nombre. El silencio otra vez. El mismo silencio que guardó Lord Alfred Douglas (Bosie) en su famosísimo poema Dos amores de 1882: "The love that dare not speak its name". "¿Cuál es ese amor que no se atreve a decir su nombre?", le preguntaron a Oscar Wilde en el juicio.
"Si el hombre pudiera decir lo que ama", susurraba Cernuda en 1931 desde uno de los más bellos poemas de la lengua castellana. Cernuda quejándose también del silencio impuesto. Cernuda también homosexual. "De lo que no se puede hablar, hay que callar", decía Ludwig Wittgenstein en 1921 en su Tractatus logico-philosophicus. Nada que ver con el tema que nos ocupa, sin embargo. ¿O no? Wittgenstein también era homosexual.
En 1936, Federico García Lorca escribía La Casa de Bernarda Alba dos meses antes de su muerte. Las últimas palabras de esta tragedia no pueden ser más explícitas: "¡Silencio, silencio he dicho! ¡Silencio!". El mismo silencio que la familia del poeta se dedica a imponer. El silencio que grita desde las obras del cubano Virgilio Piñera, el silencio que le impuso el régimen castrista.
Silencio, siempre silencio. Silencio = Muerte, decían en 1987 los activistas de Act Up, en relación al VIH. Y cuánta razón llevaban. Un silencio a veces directamente represivo (como en Irán, donde no existen los homosexuales, o en Marruecos), otras veces barnizado de supuesto liberalismo: la vida privada es algo íntimo y no hay que hacer ostentación de ella. Siempre que no seas heterosexual, en cuyo caso lo harás las veinticuatro horas del día.
Volviendo a 4'33", la obra consta de tres movimientos. David Tudor, en 1952, la interpretó al piano, cerrando y abriendo la tapa del teclado para marcar el inicio y el fin de los movimientos. Cerrándola para empezar, abriéndola para terminar. Como una mordaza, como el silencio del propio Cage y el de los cientos de millones de homosexuales que a lo largo de la historia no han podido decir lo que aman.
Actualmente, las interpretaciones de 4'33" entran dentro de la anécdota. Sin embargo, he visto gente llorar cuando se interpreta. 4'33" es un grito de dolor, de introspección, de la negación de lo que se es. 4'33" son exactamente 273 segundos, el cero absoluto de la escala Kelvin con un negativo delante. Es el grito silencioso de las bestias aullantes de Francis Bacon, también homosexual. Un grito que vemos pero que no oímos. 4'33" es un homenaje a todos esos silencios y una advertencia: hablemos, gritemos, hagamos como el héroe de La historia interminable: construyamos nuestro mundo con las palabras. Si no, todo es silencio, vacío y muerte.
José Luis Serrano: La homosexualidad y el silencio, El Huffington Post, 10/11/2013

"Muy interesante el artículo... tan interesante como silencioso en lo que a la homosexualidad femenina se refiere... ni una sola mujer autora.... Impresionante."
Chris 

lunes, 25 de noviembre de 2013

#25N #hartas #ViolenciadeGenero


"Harta de que sean muertes anunciadas y nadie diga nada #25N #hartas #ViolenciadeGenero"
 

Manifiesto de las mujeres hartas

 
Emma Blanco
http://www.oviedo.es/servicios-municipales/igualdad/dia-internacional-mujer
 
"Faktoria Lila (@FaktoriaLila): y luego direis que somos 5 o 6! gora emakumeon borroka! bilboko feministok kalean! http://t.co/BFYTD4WbiV"
 
 
 
Emma Blanco
http://www.oviedo.es/servicios-municipales/igualdad/dia-internacional-mujer
 
 
"Un derecho que muy a menudo nos suelen arrebatar...Sirva mi recuerdo para todas esas mujeres que hoy ya no están con nosotr@s y por las que sufren en silencio y no se atreven a denunciar.... ¡¡¡ANTE CUALQUIER TIPO DE VIOLENCIA, TOLERANCIA CERO!!!!"
 
 
 
"La violencia contra la mujer ha sido una constante a lo largo de la historia. Yo recuerdo, de joven, algunos ejemplos. Pero entonces la mujer lo ocultaba, disimulaba. La sociedad así lo quería. Todo va bien, se decía. Hoy las mujeres mueren asesinadas porque se niegan a seguir siendo maltratadas ¿Cómo es posible que entre todos no podamos suprimir esta barbarie? En este y en muchos días más mi recuerdo emocionado para los cientos de mujeres asesinadas por sus maridos o compañeros; más de setecientas en la última década. Cuarenta y ocho en este año de 2013. Buenas noches."
 
 
"Lo peor es que cada año son más jóvenes los maltratadores y las maltratadas. Qué ocurre? Algo estamos haciendo mal y tenemos que poner remedio sí o si!"
 
 

¿Quién pedirá perdón a las víctimas de la violencia de género?

 

Hypatia y Catalina, ambas de Alejandría.

AMELIA VALCARCEL 13 DIC 2009
No sabemos bien, y quizá nunca lo sepamos, cómo murió. Hay dos hipótesis. Una dice que la descarnaron con conchas afiladas y otra que lo hicieron con cascos de vasijas de barro. De lo que no hay duda es de que la descarnaron. Esto es, que, viva, le fueron arrancando la carne, hasta que las vísceras quedaron al descubierto. Y también la de la cara, las manos... en fin, una muerte horrible.Sin embargo, Amenábar, que sabe lo que se hace, ha preferido darle la eutanasia. A Hipatia, en su película, Ágora, alguien piadosamente la asfixia antes de que la turba indómita de monjes cristianos y fanáticos, proceda a su lapidación. La realidad fue bastante peor. Mucho peor. Peor, desde luego, que la muerte que los mismos predicaban del Salvador. Pero, claro, Hipatia no había salvado a nadie, que se supiera. Sólo quizá al saber. Y no se pudo salvar a sí misma.
        De estas otras muertes, a las que ahora traigo a la memoria, algo sí sabemos. Las hermanas Miraval, opositoras al régimen de un dictadorzuelo que sería sucio recordar, murieron un 25 de noviembre. A las tres las cazaron, por así decir, para matarlas. Cuando volvían por una zona no muy segura, por carretera, fueron detenidos sus coches y ellas sacadas al campo. Para llevar a término el conocido ritual de horror, primero las violaron, luego las mutilaron, las golpearon a placer y, quiero creer, que al final les dieron un tiro de gracia. ¡Ojalá!
       Lo primero, lo de Hipatia, sucedió en el 414. Lo segundo, hace nada, en 1960. Pero todo viene junto a mi memoria. A Hipatia la conozco por obligación de filosofía y a las Miraval por cultura general democrática. Además de conocer a Minerva, una de sus excelentes hijas. Me viene, digo, junto todo a la cabeza. Y viene por justicia poética. El caso es que hace unos días, el 25 de noviembre, se celebró (obvio es que es una manera de hablar) el día mundial en contra de la violencia sobre las mujeres. De ese día hace poco. Porque hasta ese hace poco y en las tierras cristianas en esa fecha se celebraba, y sigue, la fiesta de Santa Catalina.
      Tenía esta santa título y palma de mártir y era patrona de los estudiantes, por ejemplo. Es una devoción la suya que llegó a Europa con las Cruzadas. En Oriente era muy venerada y los audaces caballeros de la Edad Media se la trajeron como recuerdo. De hecho, Europa se llenó de santas catalinas y su nombre se empezó a poner popularmente a las jóvenes. Esta gentil doncella, cristiana, había resistido a las tentaciones del malvado emperador Maximiano, que pretendía de ella la abjuración de su fe. Al no conseguirlo, la enfrentó a 50 sabios, los cuales se rindieron ante su elocuencia y pidieron allí mismo el bautismo. Enfadado por el caso, el emperador los hizo ejecutar. A los 50. Tras esto, Catalina convenció a la emperatriz, que siguió el mismo derrotero y también fue condenada a muerte. Y, cuando sólo ella quedaba viva, el pérfido sátrapa hizo que prepararan una rueda de cuchillas afiladas que la descarnara. Así era condenada la sabiduría de la mártir. Cincuenta y con ella más la emperatriz, 52, recibían la corona del martirio. Así la conozco yo, coronada, en un óleo que colgaba en mi colegio mayor cuando era estudiante.
      Bueno, lo evidente es que Hipatia murió de ese modo, descarnada. Y también parece bastante claro que Catalina no existió. La iglesia oriental mantuvo su culto y un santuario, muy bien visitado y provisto de limosnas, donde, decían, unos ángeles habían trasladado su cuerpo.Es una hermosa leyenda que nos habla de la compasión y también de la memoria del agravio. Se veneró a una joven sabia en el lugar simbólico que ocupó la sabiduría superviviente de la Antigüedad que Hipatia representaba. Alejandría no pudo digerir el crimen. Tanto que la ciudad, próxima a perecer, no asimiló la tortura y muerte de la filósofa, de modo que le buscó un trasunto cristiano y celestial. Pagó con el culto a Catalina, la joven, el asesinato de Hipatia, la filósofa, probablemente entrada en años, a la que nadie había salvado. Cuyo cuerpo nadie guardó, porque se hizo trozos que fueron tirados en diversos muladares.No son, por lo simple, dos terribles violencias.
       Lo maravilloso es la coincidencia: lo extraño es que ese día 25 sea la memoria encubierta de Hipatia, la violencia contra la sabiduría, y el día de las hermanas Miraval, la violencia contra la libertad... de las mujeres. Es un claro caso de extraña casualidad, del amontonarse de signos que señalan en la misma dirección. Es un día poco común que busca hacer menos común todavía unos hechos desgraciadamente muy corrientes: que ser mujer, y dependiendo de la zona del mundo, se puede convertir en una desgracia, o en un castigo no elegido. Nos recuerda hasta qué grado de humanidad hemos llegado y cuánto nos falta todavía para poder sentirnos a gusto con el tiempo que nos toca. Por ahora, la justicia poética me consuela. Porque es hermoso guardar memoria del agravio cuando lo hacemos para que no se repita.

 

FOTOGALERÍA: Día contra la Violencia de Género. (Advertencia: las fotos son tan duras como la realidad) - http://kcy.me/vln6

 

Emma Blanco
http://www.oviedo.es/servicios-municipales/igualdad/dia-internacional-mujer

domingo, 17 de noviembre de 2013