Hace años que no lo hacía por las circunstancias y, sin embargo, cada vez más, me viene a la cabeza (y al corazón) la necesidad de llamar por teléfono a mi madre como siempre hice: a cualquier hora y por cualquier motivo. Como si su enfermedad hubiese sido un paréntesis que se hubiese diluido.
Ahora mismo me acaba de pasar: "voy a llamar a Madre a ver qué hace. ¿Habrá salido o estará en casa preparando su cortado o el de papá?".
Pero no. No están. Ni uno ni otro.
No hay dónde llamar.
Tal vez una llamada da como respuesta un sueño.
ResponderEliminarOjalá suceda así si lo necesitas.
Un beso
Me repito: juegas con las palabras y con la poesía... Gracias por estos regalos que me haces...
EliminarCuando llegue a casa te daré un abrazo de esos tiernos y cálidos, como aquel que nos dimos hace tantos años mientras bailábamos y llorábamos en la salita, solas tú y yo,fuera del mundo...
ResponderEliminarLos tendremos siempre...
EliminarEl tiempo y la vida hace estragos en nosotros y en los que queremos...suerte que te han dicho que te van a abrazar cuando lleguen. Salu2
ResponderEliminarSí, es una suerte tener un regazo donde resguardarse de los estragos. Gracias por tu visita.
EliminarVoy a decir una capullada. Lo aviso. Cuando conocí a mi novia se me ocurrió decirle que yo no me hablaba con mi madre. Cuando preguntó el por qué, le contesté que porque no tenía "ouija". No me explico por qué no salió corriendo. A veces yo también añoro su voz....
ResponderEliminarLa "capullada" consiguió la sonrisa... Y si tú también añoras, es que me entiendes más de lo que me gustaría.
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